Estaba meditando frente al mar, su color es simplemente maravilloso y une perfectamente el verde esmeralda con el azul exquisito. Y al ser mar, también tiene destellos del cielo con rítmicas olas y espirales de espuma oceánica que siempre parecen hablar de paz y tranquilidad.
Me pude calmar frente al mar. Es naturaleza pura, madre generosa, fuente de conciliación y de virtudes renovadoras. Ahora, al cerrar los ojos, descubro también el mar dentro de mí y he encontrado que nunca podremos separarnos.
La Meditación nos une de tal forma que nos hace descubrir nuestro fundamento natural de vida.
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