El que medita guarda silencio para escuchar la voz del Amor. Cierra los ojos para mirar a la luz y a la sabiduría interna que se encuentran más allá de las imágenes externas y los sonidos de afuera. Pero esto no siempre será así, ya que algún día, la luz del Amor florecerá por todas partes iluminándolo todo y al mismo tiempo será como una música maravillosa que llenara todos los espacios.
Aquel que medita anhela la eternidad, no porque quiera escapar del mundo sino porque quiere que algún día el mundo sea luz y canción de eternidad.
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Pintura y Escrito:
Oscar Basurto Carbonell
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